Iván Santa Cruz Maza, REALTOR,® Broker - Owner RE/MAX Gestión Inmobiliaria - Perú |
La piel es el órgano más grande del cuerpo. Lo cubre completamente. Además de servir como protección contra el calor, la luz, las lesiones y las infecciones, la piel también: regula la temperatura del cuerpo, almacena agua y grasa, es un órgano sensorial, impide la pérdida de agua, impide el ingreso de bacterias y actúa como barrera entre el organismo y el entorno
La piel está formada por las siguientes capas. Cada una de ellas tiene funciones específicas: Epidermis, Dermis y la Capa de grasa subcutánea (hipodermis)
Hay miles de tratamientos en todo el mundo para preservarla sana. Ya que tengo tu atención debo decirte que tras 11 años de estudios inmobiliarios puedo indicarte que en la industria de la intermediación he descubierto también tres capas complejas que interactúan entre ellas, las cuales debemos poder comprender para cuidar la salud de nuestros negocios como agentes inmobiliarios.
La primera capa, así como la Epidermis, es la EL INMUEBLE, que es lo más visible de todo. Pues se puede verificar su ubicación, material predominante, arquitectura, tipo de acabados y su mantenimiento. De ello podemos desprender su valor y su potencial para el ofertante posible comprador. Las condiciones adecuadas de trabajo impactarán en la disponibilidad y facilidad de las visitas y sobre todo la predisposición de recibir con buena energía al visitante interesado.
La segunda capa, así como la Dermis, es la de LA OPERACIÓN en sí, pues debemos considerar aspectos técnicos, legales, procesales que impactan directamente en la disponibilidad, tiempo y hasta paciencia de todos los involucrados. Como se llega a estructurar una operación puede resolver nudos que los propios interesados o sus influyentes llegan a crear por falta de experiencia o exceso de desconfianza.
La tercera capa como la Hipodermis es el de EL PROPIETARIO, en primera instancia si son ellos quienes nos han contratado. De lo contrario, El Ofertante futuro comprador, ellos nos retan, pues, son ellos los que son los poseedores de sus propios miedos, formas, temores, dudas, nervios que nosotros los agentes inmobiliarios debemos poder gestionar para que ambas partes puedan recrear para sí un ambiente propicio para que la operación no se detenga y culmine de manera exitosa.
Es importante concluir que la salud de toda operación inmobiliaria depende de la correcta interacción de estas tres capas en simultáneo, como la piel misma. Muchas veces solo nos enfocamos en el éxito de LA OPERACIÓN en sí, pues de ella se desprende nuestros honorarios. ¿Pero a qué costo?… Muchas veces he visto como es que una operación mal gestionada concluye en la transferencia de EL INMUEBLE, pero aun costo muy alto, hasta para el propio agente inmobiliario, que tras ello, se queda hasta con dos clientes muy insatisfechos que serán sin duda su peor relacionista público, contratado de por vida.